martes, 3 de julio de 2012

Sin foto del Big Ben


Bueno, a la vista de que Jorge ya me ha amenazado y de que están las fotos disponibles en el Dropbox (puya 1: ¿quién las había quitado porque “necesitaba espacio”?), me dirijo a vosotros, oh queridos miembros de nuestro blog, para relataros la reciente visita que un servidor y su futura señora hicieron a la capital de la Pérfida Albión.

Día 1

Arribamos a la estación de Hammersmith sobre las 9, y al cabo de algunos minutos aparecieron el Excmo. Señor Don Jorge López Ujaque y cuñada, la no menos Magnífica Ainara López Córdoba. Mientras mi futura señora se disponía a adquirir roquillas en el Tesco incrustado en Hammersmith, hacía acto de presencia mi apreciado hermano, el Virrey de Londres, el que todo sabe sobre la Gran Capital, Don Carlos Tudela Montés. Tras los saludos de rigor, nos dispusimos a galopar a lomos del gran gusano subterráneo hacia los aposentos de Doña Ainara.

Una vez abandonado el equipaje en Casa de Ujaque-Córdoba, decidimos abordar alguna fonda para disfrutar así de un más que merecido festín. ¿La carta? Pizza y cerveza, ni más ni menos. Y entre chascarrillos varios y el “ostia que perdemos el metro” de Don Jorge, decidimos poner fin a la apacible velada y dirigirnos hacia Casa de Ujaque-Córdoba a reposar con vistas a la siguiente jornada. Fin de velada que fue retrasado justo cuando mi señora y yo nos dirigíamos hacia nuestros aposentos por la llegada del Señor de Casa Ujaque-Córdoba, Don David López Ujaque, al grito de “¡mira cuantas bibidas!”.

NOTA: es preciso indicar que David llegó “borracho de vino”, sin haber gastado ni un dudo, y con una borrachera comparable a la de aquella Senda del Poeta en la que se levantó a media noche para darle de ostias al Pepan.

Día 2

Tras haber disfrutado de un apacible almuerzo en Casa de Ujaque, nos acicalamos y preparamos para, junto Don Jorge, Don David y Doña Ainara, recorrer las concurridas calles de esa gran ciudad que es Londres. Abandonado Don David a su suerte de camino a España, decidimos perdernos bajo la dirección de Don Jorge, llegando al punto cumbre de la jornada: La Tienda de Cómics. Asombrados por muchedumbre que rodeaba el lugar, decidimos indagar sobre la razón de tal alboroto hasta que la encontramos:


NOTA: Alan Moore es, junto con Stan Lee, el autor de cómics más importante de la historia. ¿Que no lo conocéis? Aparte de que fue el responsable de la mejor época de La Cosa del Pantano y de una de las mejores obras de Batman, fue el artífice de V de Vendetta, Watchmen, From Hell y La Liga de los Hombres Extraordinarios. Y aparte de ser el autor favorito de Maje de largo, tiene su propio Celebrities. ¿A que ya os suena algo?

Nada más tener noticia de la presencia del Gran Chamán Alan Moore en los alrededores, a mi señora se le quedó la siguiente expresión:

NOTA: justo en esta parte del post debería haber una bonita de mi churri alucinando, con la cara boquiabierta, sin acabar de creer que el Alan Moore estaba en la tienda. Desgraciadamente, alguien eliminó a traición las fotos sin reponerlas (puya 2). ¡Para que luego digan!

Con mi señora en un estado pseudo-catatónico, no quedó otro remedio que pedir a los dioses que nos dieran fuerzas, tiempo y un ticket para poder así disponer de unos segundos acompañados del Gran Chamán Alan Moore. Cinco horas, cinco, no cuatro ni seis, fueron las horas soportadas bajo la lluvia, bajo raticos de frío y bajo dolores de pies de estar de pie. Afortunadamente, la presencia de personajes pintorescos esperando a poder departir con el Gran Chamán Alan Moore, la llegada de mi apreciado hermano y un apetecible ágape en forma de Wok to Walk aliviaron la espera. Y entonces, llegó el momento:



Decir que el Gran Chamán, excéntrico como nadie, y con una inmerecida fama de insoportable, nos dispensó un trato exquisito y familiar, con flirteo y beso incluido hacia mi futura señora, aspecto que el cronista que esta entrada deja anotado para futuros, per si de cas…

Pasada la emoción de nuestro encuentro con el Grán Chamán, nos dirigimos hacia alguna taberna cercana para presenciar el partido de esa nuestra selección que nos paga todas las facturas y nos va a sacar de la crisis. Fue en dicha taberna donde, quizás invadidos por la estrella de nuestros vecinos de mesa, por la ampliación de nuestro grupo o por la inspiración artística del blusón primaveral que portaba, se tomaron las mejores imágenes de la noche.








Una vez terminado el encuentro, decidimos poner fin a la jornada con un último trago en cierto tugurio londinense, aprovechando para grabar en la memoria una última instantánea.


Día 3

La última jornada de nuestra singular singladura por Londrés comenzó con el diluvio universal, seguido de una aglomeración importante en Picadilly con personajes de sobra conocidos por todos.





De allí partimos hacia cierta fonda pintoresta con aires nipones para disfrutar de un suculento variado de pescado crudo con salsa de soja. Y, conforme nos adentrábamos en el momento del adiós, Don Jorge nos abandonó a nuestra suerte en el mundo subterráneo para proporcionarse placer mediante la degustación de vino de dispares lugares del mundo en compañia de dos mozas (puya 3, eso no se hace a los amigos). Por fortuna,  mi valiente hermano nos guió hacia la noble estación de Hammersmith. Y ahi, pensando en los interminables viajes a lomos de gusanos subterráneos, me despido hasta la próxima.


NOTA: La próxima es en menos de 2 meses... a ver si me hago ya de una puta vez la foto con el big ben de fondo para mi madre...